Sol y acné

Sol y acné

Un poco de sol es bueno para tu ánimo y tu piel. Aunque en el pasado se recomendaban las lámparas solares como tratamiento para el acné, los científicos ahora saben que demasiado sol no es bueno para ningún tipo o condición de piel. Las personas con brotes creen que la exposición al sol puede ayudar a aliviar los síntomas del acné, pero desafortunadamente, la combinación de sol y acné puede provocar que los brotes empeoren. La exposición al sol puede agravar los brotes.

Los efectos positivos

La luz del sol con moderación es buena para nuestro cuerpo y nuestra mente. Es una fuente importante de vitamina D, que es esencial para muchos de los procesos vitales de nuestro cuerpo, como el desarrollo de huesos sanos. Después de la exposición al sol, la piel a veces puede lucir mejor porque provoca la producción de melanina que le da el bronceado a la piel. Este bronceado no sólo reduce la aparición de manchas sino que también hace que nuestro cutis luzca más saludable. Pero el acné sigue presente. Aunque el sol pueda secar la piel y reducir la producción de sebo, el efecto es sólo temporal.

Los rayos del sol también pueden mejorar nuestro estado de ánimo. La capacidad de nuestro cuerpo para producir serotonina (llamada «hormona de la felicidad») está en conexión directa con la luz solar y las investigaciones han demostrado que la falta de luz solar puede provocar depresión.

Los efectos negativos

Todos somos individuos y nuestra piel es tan diferente como nosotros. Por cada paciente con acné que dice que su piel mejora con el sol, conocerá a otro que dice que la condición de su piel empeora durante los meses más cálidos. El bronceado simplemente cubre el enrojecimiento, pero sólo temporalmente. Si bien esto hará que algunas imperfecciones desaparezcan durante uno o dos días, volverán a ser más dolorosas y notorias que antes en los próximos días.

El sol hace que la piel se seque e incluso la piel grasa necesita humedad porque los rayos ultravioleta del sol pueden dañar irreparablemente la piel, lo que puede debilitar la barrera natural de la piel y provocar la pérdida de humedad. Cuando la sobreexposición al sol reseca la piel, las glándulas sebáceas (que producen el sebo) se aceleran, por lo que, a largo plazo, puede aumentar la producción de sebo y este exceso de producción de sebo es una de las etapas clave en la formación de imperfecciones. Si bien tu piel puede perder su sensación grasosa inmediatamente después de una sesión de sol, resulta que los aceites volverán de manera excesiva apenas unos días después. Cuanto más sebo, más probable es que los poros se obstruyan y esto crea un ambiente en el que P.acnes, la bacteria asociada con el acné, puede prosperar y propagarse.

Los daños solares …

El daño solar puede hacer que la piel se adelgace y se espese en diferentes áreas con el tiempo. Cuando la piel se pela, especialmente después de una quemadura solar, estas capas sobrantes de piel pueden tener dificultades para desprenderse.

Otro resultado de la desecación de la piel es que se cornifica o queratiniza, por lo que las células de la superficie de la piel se endurecen. Esto interfiere con el proceso natural por el cual se desprenden las células muertas de la piel e impide que el sebo pueda drenar de los poros, de esta forma se desarrollan comedones, popularmente llamados puntos negros.

La luz del sol también puede desencadenar una variedad particular de acné conocida como Acné Aestivallis o Acné Mallorca. Esto sucede cuando los rayos UVA se combinan con los químicos de ciertos productos para el cuidado de la piel y la protección solar y desencadenan una reacción alérgica. El acné aestivallis afecta principalmente a mujeres de entre 25 y 40 años, muchas de las cuales tenían antecedentes de acné en la pubertad.

¿El sol y el acné?

La exposición excesiva al sol puede dañar el colágeno que se encuentra dentro de la epidermis. Cuando nuestra piel pierde su colágeno, también pierde su elasticidad. Esto puede provocar arrugas y flacidez de la piel, lo que hace que la piel envejezca a un ritmo más rápido. Peor aún, los radicales libres pueden provocar el desarrollo de cáncer.

La exposición excesiva al sol y/o una protección solar inadecuada también pueden causar problemas de pigmentación porque la radiación ultravioleta del sol hace que se acumule melanina en un área sobreexpuesta de la piel y las personas con imperfecciones o cicatrices de acné son particularmente propensas a la hiperpigmentación. Esto significa que la exposición excesiva al sol puede provocar marcas oscuras en la piel más frecuentes y más notorias.

¿El sol causa acné?

Si bien la exposición al sol no causa acné directamente, el bronceado puede empeorar los brotes en las personas con piel propensa al acné. El exceso de tiempo al sol puede resecar la piel y aumentar el riesgo de desarrollar melanoma y otros tipos de cáncer.

Protección solar

Independientemente del tipo de piel, es importante utilizar protector solar, y las pieles propensas a imperfecciones y acné no son una excepción. Sin embargo, el tipo de piel puede afectar la forma en que reacciona ante la aplicación de estos productos. De hecho, elegir la protección solar adecuada puede ser aún más importante para la piel propensa al acné, ya que es particularmente propensa a la hiperpigmentación.

Debes elegir productos que hayan sido especialmente formulados para pieles propensas al acné y que hayan sido probados clínica y dermatológicamente para brindar a la piel la protección que necesita sin obstruir los poros, agregar brillo o desencadenar y exacerbar el acné. Los protectores solares etiquetas como no comedogénicos significan que no contienen ingredientes que puedan bloquear los poros y provocar imperfecciones.

Los protectores solares sin aceite aportarán un acabado no graso y ayudarán a prevenir el brillo excesivo que sufren las personas con este tipo de piel.

Los ingredientes activos de algunos tratamientos médicos para el acné pueden aumentar la sensibilidad de la piel a los rayos UVA y UVB, por lo que si estás siguiendo un tratamiento médico es importante que limites el tiempo que pasas al aire libre, evites el sol en sus horas más intensas, uses protección y ropa siempre que sea posible.

Las personas con piel seca deben usar un humectante diario que incorpore SPF y encontrar un protector solar líquido que pueda extenderse fácil y uniformemente sobre la piel. Es bueno optar por cremas, líquidos o geles ligeros.

Para las personas con piel sensible es importante buscar protector solar sin fragancia, ya que las adiciones químicas pueden causar irritación. Pruebe un protector solar hipoalergénico y asegúrese de volver a aplicarlo en consecuencia.